Una inusual nevada cubrió Jerusalén, parte del norte de Israel y áreas montañosas en la Cisjordania ocupada durante la madrugada y la mañana del jueves, un hecho que provovó el cierre de carreteras y escuelas.
Los fieles tuvieron que caminar penosamente a través de varios centímetros de nieve para llegar a los lugares sagrados en la Ciudad Vieja amurallada de Jerusalén, incluida la Cúpula de la Roca y el Muro Occidental.
Las nevadas fuertes son raras en la ciudad, por lo que los niños salieron a las calles para ver caer los copos y lanzarse bolas de nieve unos a otros.
Abed Shabany, de 39 años, llevó a sus dos hijos a jugar a una colina que domina Jerusalén. Mientras retrocedía su jeep a través de centímetros de aguanieve, otros padres trataban de mantener el calor preparando café.
“No he visto nada como esto en años”, dijo. “Hoy no hay escuela, así que solo estoy dando vueltas con los niños haciendo muñecos y bolas de nieve. Creo que es una buena señal. Será un buen año, espero”.
Empleados del municipio con maquinaria estaban en el centro de la ciudad, retirando ramas rotas y peligrosas, con mucho menos tráfico en las vías de lo habitual.
La policía cerró varias carreteras principales que conducen a Jerusalén y se suspendieron los servicios de autobús dentro de la ciudad.
Durante la madrugada, 210 máquinas quitanieve trabajaron para despejar las calles de la ciudad, dijo el jueves por la mañana el alcalde de Jerusalén, Moshe Lion, a la Radio del Ejército de Israel. La nieve se acumuló hasta una altura de unos 20 centímetros, según los medios israelíes.
Antes de llegar a Jerusalén, la tormenta invernal se extendió por la región del Mediterráneo, desde Grecia a través de Turquía y hasta Siria.